domingo, 1 de abril de 2007

de María Zambrano,este precioso párrafo

“Cayó al fin bajo la espada de Perseo la cabeza de la Medusa.
¿Tenía cuerpo acaso? No había de ser un cuerpo carnal,ni tan siquiera al
modo de los seres marinos.De su “sangre” en la tierra nació Crisaor,un ser aúreo como su simple nombre indica,un caballero.Y el caballo alado. Pegaso. No eran propiamente de la tierra.
La promesa de esta extraña criatura anunciaba quizás otro reino en el que algo había de subsistir del mar., o quizá no,si se entiende que el mar sea el abismo donde la vida guarda gérmenes, esbozos ,esquemas de de criaturas inéditas todavía,y donde se alojan, al par, aquellas de imposible nacimiento,
al menos en este orden del tiempo.
Seres o proposiciones de seres necesitados de un orden inimaginable
que les aguarda. O para quedarse así, si es que se entiende que las aguas amargas sigan siendo
un lugar donde la vida es posible sin mayor determinación ni condicionamiento que la de ser
un algo viviente….
(” Claros del bosque” María Zambrano)