domingo, 28 de marzo de 2010

más primavera

En el parque del Retiro

martes, 23 de marzo de 2010

LA VOZ DE ÁFRICA ,Ken Saro Wiwa

Escucho el grito doliente de los Ogoni:



lloran a los pájaros que ya no cantan al alba;


escucho los cantos fúnebres por los árboles


cuyas ramas se marchitan a la luz de las llamas de gas,


cuyas raíces yacen en tumbas estériles.


Los arroyos rebosantes ya no gorgotean,


su cosecha flota sobre aguas envenenadas por derrames de petróleo.






¿Dónde están los antílopes, las ardillas, las sagradas tortugas,


los caracoles, los leones que recorrían esta tierra?


¿Dónde están los cangrejos, los caracoles marinos, los berberechos, las gambas


y todos los que encontraban un santuario en los bancos de barro,


bajo las raíces protectoras de los mangles?






Escucho en mi corazón los aullidos de la muerte


en el aire contaminado de mi amada tierra;


entono un canto fúnebre por mis hijos,


por mis compatriotas, por su progenie.





poema del novelista nigeriano Ken Saro Wiwa, Ken Saro Wiwa que fue condenado a muerte y ejecutado en su país, en 1995 +-sacado de aquí : la memoria del bosque.

http://memoriadelbosque.blogspot.com/2010/03/la-voz-de-africa.html

si quereis saber porqué le asesinaron,preguntad a los directivos y consejeros de la multinacional del petróleo Shell

“Los deudos de Ken Saro Wiwa, junto a organizaciones internacionales de derechos humanos, acusan a Shell de haber sido cómplice en la ejecución de haber suministrado armas a los militares que perpetraron crímenes sistemáticos contra la población. En enero de 2001 Shell admitió que efectivamente había entregado armas a la policía local "para que protegiera sus instalaciones".

http://es.wikipedia.org/wiki/Royal_Dutch_Shell#En_Nigeria.C2.A0

lunes, 22 de marzo de 2010

PRIMAVERA

PRIMAVERA PRIMAVERA PRIMAVERA PRIMAVERA PRIMAVERA


miércoles, 3 de marzo de 2010

El Gobierno cubano volvió a negar el permiso de salida del país a la bloguera Yoani Sánchez,

“La señora levanta el cuño y lo acerca a la hoja, para finalmente colocarlo a un lado sin haber estampado tu permiso de salida. “Usted no está autorizada a viajar” -te dice- y todos en la oficina escuchan la frase que te condena a quedarte recluida en esta Isla. En las otras mesas, los solicitantes se miran a los pies para evitar que tus ojos se topen con los de ellos buscando solidaridad. Los militares que pasan te escrutan de arriba abajo con el reproche de quien piensa “algo habrá hecho, para que no la dejen salir”.



Hasta el último minuto pensaste que a lo mejor los archivos del Ministerio del Interior no estarían tan organizados y tu historial de inconformidades no saldría a relucir.

Frecuentemente especulabas que una secretaria iría por una pizza justo en el momento en que revisaba tu expediente y los tirones de su estómago la harían ponerlo –a toda velocidad– en el montoncito de los aprobados. Bien sabes del efecto que el queso derretido y la salsa de tomate puede causar en un burócrata que mira su reloj a las tres de la tarde.


Sin embargo, la opción de la negligencia estatal no funcionó esta vez. Detectaron tu caso desde que presentaste las primeras planillas para un viaje hacia el Sur. Algún jefe con rango de teniente coronel habrá sonreído al ver que finalmente estabas en sus manos. Después de creerte que podías actuar como un hombre libre, diciendo tus opiniones a viva voz y publicando artículos sin seudónimo, habías llegado al punto donde te harían sentir todos los muros, todas las rejas, todos los candados.


No tienes antecedentes penales, jamás has sido condenada por un tribunal y tus delitos más frecuentes consisten en comprar queso o leche en el mercado negro. No obstante, acabas de comprobar que sigues purgando un castigo. Tu sentencia es quedarte tras los barrotes de este archipiélago, recluida por esa franja de mar que algunos ingenuos consideran un puente y no el foso insalvable que realmente es. Nadie va a dejarte salir, porque eres una reclusa con un número pegado a la espalda, aunque creas que llevas la blusa que sacaste del armario esta mañana. Estás en el calabozo de los “peregrinos inmóviles”, en la celda de los obligados a permanecer.


Por la ventana una voz te recrimina por no haberte callado, fingido un poco… llevado la máscara para poder viajar. ¡No podrás ver la luz hasta que se eche abajo toda la cárcel!”

Yoani sanchez

http://www.desdecuba.com/generaciony/








El Gobierno cubano volvió a negar el permiso de salida del país a la bloguera Yoani Sánchez, quien estaba invitada al V Congreso Internacional de la Lengua Española en Chile, que finalmente fue suspendido por el terremoto del sábado pasado, indicó hoy a Efe su esposo, Reinaldo Escobar.